Para imponerse en la competencia, no sólo los productos de las aseguradoras tienen que convencer al cliente. También son cada vez más importantes los procesos que se ejecutan en segundo plano y su mayor optimización posible. Una evaluación exhaustiva de los riesgos es esencial, especialmente en el ámbito de los ciberseguros. Sin embargo, identificar estos riesgos también puede ser un proceso bastante complejo.
Para las pequeñas y medianas empresas, a menudo no es económicamente viable llevar a cabo elaboradas auditorías informáticas o pruebas de penetración además de las preguntas sobre riesgos.
Por el contrario, los clientes esperan una evaluación rápida de los riesgos, pocas preguntas y, sobre todo, procesos ágiles. En consecuencia, los cuestionarios de riesgos se acortan y recortan para que el esfuerzo manual de los clientes no sea demasiado grande. Además, las expectativas de las compañías de seguros en cuanto a los procesos también están cambiando hacia una mayor eficiencia y automatización.
Esto aumenta el riesgo de que se pierda alguna información importante y de que un suscriptor ya no pueda hacer una evaluación adecuada del riesgo de una empresa. Además, las respuestas a las preguntas sobre riesgos por sí solas sólo representan una imagen subjetiva del titular del seguro.